jueves, 16 de diciembre de 2010

Rajastán


Resulta complicado intentar comprender  todas las peculiaridades de India más allá de las primeras impresiones de rechazo o admiración.  Así, todavía me revuelvo con sus esputos indiscriminados o me enojo con la alegría con la que se desprenden de cualquier envoltorio plástico, sembrando el paisaje de residuos que luego te encuentras por montones en los arroyos o incluso en rutas de montaña señalizándote el camino transitado. Un país con más de 1200 millones de personas, con más de 400 millones que viven con menos de un euro al día, y que se convertirá en la tercera economía del mundo en menos de cinco años, donde la religión tiene un papel tan importante ya sea la inmensa mayoría hindú, o las minorías sikhs, budistas,  musulmanes, católicos o jaines. Un país donde todavía  la casta en la que naces va a determinar tu futuro, a pesar de que el sistema de castas fue abolido por ley hace años y en el que se puede adivinar a que casta pertenece cada uno por el color de su piel.  Se puede decir  que India es un país en proceso de transformación con millones de personas accediendo al status de clase media cada año, con muchos deseos de adquirir los estúpidos hábitos de consumo occidentales lo que choca con una sociedad muy tradicional  totalmente abandonada a su suerte con unos servicios públicos penosos y que tiene en la fé en una mejor vida póstuma su única vía de escape.


En términos macroeconómicos India es un pastel al que todos quieren hincarle el diente,  baste como ejemplo que en el breve intervalo de tiempo que llevamos aquí han desfilado por aquí Obama reforzando lazos militares y económicos, Sarkozy que se llevo en la cartera el contrato de siete (7) nuevas centrales nucleares y 30 aviones de combate ; esta semana llegaba Wen Jiabao con otra cartera de negocios que según la prensa india asciende a 20 billones de dólares, lo curioso es que el armamento que vinieron a vender los dos primeros es básicamente para contener al  tercer invitado . Por favor que alguien le indique a nuestros gobernantes y a sus colegas empresarios y banqueros que aquí hay miles de kilómetros de costa todavía sin machacar y millones de personas esperando para ser explotadas, a ver si vamos a ser menos que los antes mentados.
En nuestro viaje nos encontramos más a gusto en los lugares que tienen una mínima tradición turística, todos nuestros intentos de alejarnos del camino trillado suelen desembocar en momentos duros de asimilar: niños harapientos, poblados sin agua ni red de saneamiento, montones de basura,  familias hacinadas en cuatro paredes con la cubierta hecha de plásticos remendados ya que los tejados de cemento suelen estar reservados para las castas más altas.  También hay que decir que a pesar de las duras condiciones de vida mantienen cierta alegría y buen humor, en aquí es el punto donde creo que interviene lo divino para que toda la miseria acumulada no acabe con una revolución cortacabezas brahamínicas. Resulta curioso pero si hubiera lugar a la comparación creo que en términos generales viven la vida con bastante más alegría que el español medio, así que al final seguro que nosotros estamos más necesitados de espiritualidad que ellos de nuestra decadencia.
Yo particularmente me arrepiento de mi desconocimiento del hinduismo que quizá me llegaría a conectar más con la gente y  de mi incapacidad para desprenderme de mis capas de occidental para no buscarle una explicación en términos lógicos de justicia social,  A lo mejor lo que hay que hacer es fumarse un xilun bien tempranito y simplemente dejarse llevar el resto del día sin buscarle más explicaciones…shanti shanti.

Rajastán es uno de los destinos más turísticos de India y hasta la abolición de sus derechos seudofeudales en 1970 por la entonces primera ministra Indira Ghandi constituía una sociedad paralela al resto del subcontinente, es la tierra de los Rajputs clanes de guerreros que controlaron esta zona por más de 1000 años que lucharon valerosamente contra la invasión del imperio mongol y que después fueron colaboracionistas con los británicos. Muchos de estos señores de la guerra tenían havelis (palacios) que con su particular estilo arquitectónico es una de las actuales señas de identidad del Rajastán.  Evidentemente no todos eran guerreros y tenían palacios, también tenían una de las sociedades más discriminatorias con las mujeres y las más altas tasas de analfabetismo.

 Pues aquí estamos en Pushkar ciudad sagrada, con su lago, su bazar, sus camellos y sus maravillosas puestas de sol y aquí nos quedamos durante una semana en un antiguo haveli, viviendo como marahajas, con nuestros desayunos de muesli, frutas y curd, nuestras comidas casi veganas, nuestras compras navideñas  y nuestros lassis. Una de nuestras diversiones últimamente consiste en alquilar una moto y explorar los alrededores, a pesar de lo terrible de las carreteras, se llega a sitios muy auténticos y nuestra presencia es motivo de regocijo para los lugareños.
 Nuestra estancia coincidió con la estación de las bodas, que en la zona celebran con pasacalles, banda de música y bailes incluidos y el novio subido en un caballo engalanado, las novias por supuesto no salen a desfilar, así que no tuvimos la suerte de ver ninguna.
En Pushkar tuve que decidir entre mi incipiente carrera como viajero y la posibilidad de iniciar una exitosa carrera cinematográfica, un cazatalentos me ofreció- a mi y a otras decenas de occidentales supongo- la posibilidad de viajar hasta Jaisalmer, trabajar tres días de extra en una producción francesa y ganar la astronómica cifra de 800 rupias al día, lástima que vamos un poco justos de tiempo con la visa y ya tenemos nuestro billetes de avión y tren me hubiera gustado ver como se realiza una película desde dentro, de aquí a estrella en Bollywood hay un paso.

 Como no queremos alejarnos mucho pues tenemos que retroceder hasta Agra para luego ir a Varanasi decidimos pasar unos días en Bundi, destino también típicamente rajastaní, con su impresionante palacio y su fuerte que dominan la población desde la colina, sus casas azules, los omnipresentes templos, Kipling vivió aquí una temporada y parece que escribió varias partes de su obra “Kim”. Nos alojamos en el mejor hotel hasta la fecha, al lado del fuerte con unos niveles de limpieza europeos y con un restaurante-chill out en la azotea donde disfrutamos de buenos ratos de conversación y risas con una tropa plurinacional de viajeros que se habían ido uniendo por India y que ahora viajaban juntos. Bundi es un poco menos transitado que otros destinos de la zona, no obstante tampoco hay mucho que hacer, he de confesar que partir del templo numero mil  casi todos me parecen una repetición y no suelo prestarles mucha atención, así que con cuatro días lo damos por visto y nos disponemos a afrontar los próximos dos días de viaje en tren con la intención de llegar a Varanasi, lugar que unánimemente nos han recomendado todos nuestros amigos que estuvieron antes por aquí.











3 comentarios:

  1. hola chavales, me alegra saber de vosotros. Leeros es como estar todavía alli, de algún modo. Sin duda la India descoloca a cualquiera... pero esa es la idea, al menos en parte ¿no?
    Bueno, no sé si llego tarde o no pero quería recomendaros encarecidamente llegar hasta Jaisalmer, aunque no sea a lomos de camellos ni como extras de película... Sin duda es uno de los lugares que valen la pena, según mi criterio. Al anochecer, pasear por sus calles dentro de las murallas y entrar en sus templos jainistas es como viajar en el tiempo y creo que, aparte de alguna bombilla mortecina, la vida no ha cambiado demasiado desde el año cero...
    Otra recomendación para el viaje: El libro "Nine Lives" de William Dalrymple. En realidad cualquiera de este autor, pero este en particular, resulta una fantástica fuente de información y ayuda para comprender en parte la fascinante cultura de un lugar tan complejo como la Inda.
    En fin, os mando un saludo y os deseo buen viaje.
    Un abrazo Angel (el de Rishikesh)

    ResponderEliminar
  2. Hola Angel, que bueno leerte por aqui!lo del libro de Dalrymple me ya me lo habia apuntado en Rishikesh y debo darte las gracias por que lo estoy disfrutando mucho.Jaisalmer sera para la proxima,se acaba nuestro visado, asi que nos tenemos que ir un tiempo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Me alegra leer que la crítica va ganando cada vez más peso en este blog; es inevitable cuando se sale de los circuitos estándar cuidadosamente esterilizados. Si yo en Qatar me encontré con una sociedad neo-esclavista sin siquiera sospecharlo ni imagino lo que os estaréis encontrando en la India, donde hasta los mayores analfabetos funcionales intuyen lo que hay debajo cuando se rasca un poco.

    La religión es el espíritu de los estados de cosas carentes de espíritu, así que es lógico que la India sea especialmente espiritual. A esa gente no le hace falta siquiera fumar un xilun; de sobras es sabido que la religión es también el opio del pueblo y esta afirmación es mucho más que una frase bonita, como bien apuntas.

    ResponderEliminar