domingo, 31 de julio de 2011

Tana Toraja



En la tradición toraja el funeral está por encima de cualquier otra celebración, después de la muerte se realiza una pequeña ceremonia pero la realmente importante tiene lugar un año o incluso años después del fallecimiento, hasta que la familia reúne el dinero y todos los familiares que viven lejos puedan acudir, durante este tiempo el difunto convive con la familia. La mayor parte de estas ceremonias tiene lugar entre Julio y Agosto, la despedida del fallecido tiene que hacerse de forma adecuada de modo que no provoque desgracias a la familia. Debido a la creencia ancestral de que las almas de los animales deben acompañar a los amos en la otra vida se sacrifican un número indeterminado de cerdos y búfalos, el número varía  según el status de la familia, pudiendo llegar a sacrificarse hasta cincuenta búfalos.

Acudimos con nuestro  guía a uno de estos entierros, la fallecida pertenecía a una familia adinerada y el montaje era digno del festival de Benicassim, pancartas de bienvenida a nosequeministro, stands numerados para las distintas facciones familiares y hasta circuito cerrado de TV en los mismos para poder ver en directo todos los detalles del festejo, supongo que también producirán un DVD para los allegados. Una especie de parlanchín de feria va anunciando por megafonía el regalo, búfalo, cerdos o ambos que traen los distintos invitados, pasean el búfalo o búfalos antes los familiares directos y depositan en el suelo los cerdos, inmovilizados en su corsé de bambú. Después de la aceptación de las dádivas por parte de los familiares del finado, se obsequia al portador del animal con unos trozos de carne de los búfalos previamente sacrificados. Así durante días,  pudiendo llegar hasta una semana de duración. Fuimos testigos del sacrificio de varios cerdos, allí mismo sobre la marcha ejecutaban, chamuscaban pelos, evisceraban y partían la carne. Dicha carne se consume por los invitados y la que sobra se empaqueta y se la llevan a Papúa a Kalimantan o donde sea que venga la familia. Todo un espectáculo que pondría los pelos de punta a los defensores de los derechos de los animales y que es difícil que deje al espectador indiferente

Según la cultura tradicional toraja los muertos pueden llevarse sus posesiones a la otra vida y era frecuente que realizaran el trayecto bien provistos de joyas y dinero, esto provocó el saqueo de tumbas, entonces empezaron a esconder a sus muertos en cuevas, que son talladas en las rocas. Sentados en terrazas  delante de sus lugares de descanso eterno era tradición entre las clases más adineradas tener una representación del difunto tallada en madera llamada tau tau, pero como siempre hay  también descreídos que los robaban y ahora los guardan en casa. Solo unas pocas tumbas conservan sus tau tau en la actualidad.









Otro de los rasgos distintivos de la cultura toraja es la forma y tamaño de las casas tradicionales llamadas tongkonans, con un tejado elevado en ambos extremos, que según las diferentes versiones representa los cuernos de un búfalo o la proa y popa de un barco, pues la mitología cree que los toraja llegaron en barco desde el Sur. Todas las casas tienen la misma orientación Norte y Sur, pertenecen a un clan o familia y no se pueden comprar ni vender.

En Pantai Bira habíamos conocido a Martinus, un toraja de pura cepa que trabaja como guía turístico, habla un español casi perfecto y aprovechando que disponía de unos días libres en su trabajo  nos llevó a hacer un trekking de tres días por las montañas de la zona Norte de Rantepao, fue sin duda uno de los momentos más mágicos de nuestro viaje, llegamos a valles remotos con pueblos que mantienen su forma de vida tradicional, muy dura por cierto, basada en el cultivo del arroz principalmente. Las  terrazas de arrozales se aferran a  las laderas de las montañas, y mezclan sus tonos verdes y amarillentos con la frondosa vegetación que los rodea.  Pernoctamos en tongkonans y sobre todo, aprendimos infinidad de cosas sobre la gente toraja y su hábitat.








lunes, 25 de julio de 2011

Pantai Bira ( Sulawesi)



Sulawesi  tiene una forma geográfica muy particular, uno se pregunta qué curioso embarazo tectónico y que parto sísmico tuvieron que tener lugar para que saliera esta criatura. Es un destino poco transitado, las carreteras son terribles y los trayectos se convierten en pequeñas odiseas. En el aeropuerto de Makassar y un poco improvisando decidimos hacer nuestra primera parada en  Pantai Bira,  solo nos llevo seis horas el trayecto de apenas doscientos kilómetros, Bira es un sitio tranquilo con playa extensa de arena blanca situado en el extremo inferior de esta parte peninsular. Pasamos unos días muy agradables disfrutando de su playa infinita y solitaria, haciendo yoga con nuestra profe particular, visitando unos astilleros cercanos donde hacen barcos de madera a la forma tradicional indonesia y haciendo snorkel.

 Al cabo de cinco días ponemos rumbo a Tana Toraja, empleamos dos días de trayecto por carreteras terribles,  varios cambios de medio de transporte y parada nocturna en Sengkang. El trato con la gente local dista mucho de ser el de Bali y salvo la pequeña comisión por ser extranjero nadie trata de estafarnos ni de que paguemos el doble que un local por el mismo trayecto.  Establecemos  nuestra base de operaciones en Rantepao y nos disponemos a conocer la curiosa cultura de los toraja,  otro pueblo indígena animista cristianizado, pero que conserva todavía tradiciones como su particular celebración de ceremonias funerarias.








domingo, 17 de julio de 2011

Bali & lombok




Llegamos a Bali a preparar con antelación suficiente el terreno para las ilustres visitas del verano, emocionados y honrados  con las próximas visitas de Vero y Joe, intentaremos corresponder con un itinerario de altura,  hacemos nuestra primera parada en Lovina en la zona norte, zona tranquila con playas de arena negra volcánica y donde se puede disfrutar del otro Bali, alejados del tumultuoso y turístico Sur.

 Supongo que cuando todo el mundo habla de Bali como bonito se refieren principalmente a la zona de Ubud, con mucha cultura tradicional, refugio de artistas y artesanos de aquí y de allá y religión por todos lados. El hinduismo balinés está influenciado enormemente por su pasado animista, y aunque comparten la misma trinidad  Brahma, Siva y Visnu poco tiene que ver con su pariente lejano de India. A diferencia de este, la trinidad nunca se ve, en los templos donde hacen las ofrendas no hay ninguna figura y en ellos colocan todas las mañanas sin falta unas pequeñas canastillas con flores, fruta y arroz para homenajear los espíritus buenos y  otras en el suelo para protegerse de los malos.

Kuta la ciudad más turística del Sur es un infierno de puestos de venta de todo tipo, peor que Benidorm lo juro, un atasco de tráfico constante, australianos cachas sin camiseta y sus compatriotas femeninas que vienen a beber barato, hacer surf y a impregnarlo todo de cierto mal gusto, no necesariamente por ese orden. Como curiosidad y sitio a destacar para los amantes de las discotecas, el Sky Garden situado a escasos metros del lugar de los atentados de 2002, ofrece todas las noches entre las diez y las doce cocteles gratis a todos los turistas como maniobra de marketing, desde que nos enteremos no perdimos una, para una vez que nos invitan…, el citado Sky Garden es uno de los clubes más impresionantes que hayamos pisado con cinco plantas y siete salas diferentes, a las doce conviene abandonar la nave porque ya los cocteles empiezan a hacer sus efectos y la clientela no se caracteriza por su mesura con el alcohol ni su madurez.

Bali en definitiva es un buen lugar para hacer surf y mantener conversaciones de surferos, venirse con un todo incluido a disfrutar de sus buenos resorts y spas, pero contrariamente a la imagen previa que teníamos formada no es un paraiso de playas de arena blanca y palmeras, ni de tranquilidad, la zona Sur en particular es un atasco constante y el transporte público está fatal organizado, para ir de Kuta a Ubud, poco más de treinta kilómetros hay que hacer cuatro transbordos con sus correspondientes negociaciones, para los viajeros independientes resulta caro y agotador.


Lombok ya es otra historia, por el momento resulta un sitio donde todavía se puede ver las formas de vida tradicionales y descubrir auténticos rincones paradisiacos. Las islas Gilis que hace años ya que se pusieron de moda y están próximas a morir de éxito, no obstante es todavía un lugar que merece la pena conocer, playas impresionantes y también unos de los mejores sitios del mundo para bucear, como son tres se puede escoger isla en función del plan, Trawangan para la vida social, Meno para los que busquen soledad y Air con un poco de las dos y con el mayor numero de población autóctona.  El resto de Lombok tiene un montón de lugares fascinantes donde perderse, la zona sur, alrededores de Kuta - Lombok es un paraíso para los amantes del sur y de las playas de arena blanca y solitarias. El Parque Natural del Rinjani o la península del Suroeste con otras  Gilis (islas pequeñas) son sitios que por el momento conservan toda su magia. Dato negativo e inquietante es que un grupo empresarial de Dubai ha comprado la mayor parte de la costa Sur por unos cientos de millones de euros al hijo del antiguo dictador Suharto, vaya que casualidad, y planea sabe dios que desarrollos turísticos que seguro acabarán con la belleza salvaje de estas tierras.


El día 30 de Junio puntuales fuimos al aeropuerto a recoger a Vero que llegó sonriente a pesar del dia y pico de viaje, después de unos días para recuperarse del Jet Lag decidimos irnos a Sulawesi en busca  de un poco de exotismo y de rincones poco transitados.