En tan solo seis horas saltamos de Asia a Oceanía, cambiamos el verano, las chanclas, el exotismo y el subdesarrollo por el invierno, los abrigos y el orden en uno de los países más desarrollados del primer mundo. Desde el principio nos llama la atención el nivel de vida y los precios, después de meses por Asia, de repente, billete sencillo de autobús: 3 euros, café: 4 euros, cerveza: 5 euros. ¡Glups!. Ahora mirando por el retrovisor de nuestros recuerdos recientes nos reímos de cuando nos estafaban 50 céntimos en un trayecto y nos enfadábamos. Esto es el primer mundo amigos, aquí no hay enfado que valga, o pagas o vas andando.
Tras una breve parada en Perth de solo dos días, el Sábado 13 de Agosto aterrizamos en Sydney, ciudad que desde el principio nos encanta, tenemos la suerte de que mi tío vive en Enmore un barrio muy cercano a la ciudad y a uno de los centros de Sydney, la zona se llama Newton, está cerca de la universidad, hay mucha gente joven y no faltan las salas de conciertos-pubs, teatros, restaurantes, tiendas de ropa y unas librerías acojonantes. La gente que se mueve por esta zona son una curiosa mezcla formada por estudiantes, ecologistas, homosexuales, hipsters y sobre todo mucho freak. El vintage, la gastronomía y el ecologismo causan furor en Australia.
Pasados los primeros días de aclimatación y orientación, pronto vemos que es una ciudad ideal para la bicicleta, así que nos ponemos a buscar. Como todo el primer mundo, vivir es muy caro pero también hay atajos, cogemos uno de ellos y gracias a internet no enteramos de un club ciclista donde los lunes te ayudan a reparar tu bici, o incluso a montar una con las piezas que tienen en su depósito. Mientras estamos rebuscando aparecen una pareja de alemanes a donar sus bicis, una adecuada para Bea, que de esta forma se hace con una bici de montaña por la cara, y yo rebuscando entre la chatarra encuentro una con un buen cuadro de aluminio y con la ayuda de uno de los miembros del club, acabo montándome una bici más que decente, así que salimos de allí felices con nuestras bicis y felicitándonos el buen espíritu solidario de la gente del club ciclista. Los días siguientes ya en bici, aprendemos las formas de movernos por calles secundarias, lejos del tráfico, no hay nada como la bici para moverse por una ciudad.
Sydney es una ciudad que encantaría a cualquier amante de las ciudades, con su city o zona central de edificios altos de oficinas asomándose a la bahía recuerda bastante a Manhatan, el resto es una inmensa extensión cuadriculada de casas individuales, todas con su pequeño jardín y una infinidad de parques. Casi todos los días encontramos rincones nuevos con encanto, un nuevo parque, o una nueva terraza de café con buen ambiente. Un sitio con una calidad de vida impresionante, creo que a la altura de Canadá o Suecia pero además con la ventaja añadida del clima.
Ya llevamos aquí un par de semanas, con la intención de trabajar y si es posible hacer un Máster, Gestión Cultural, Permacultura y Construcción ecológica son los que más papeletas tienen, todo dependerá de lo que ofrezcan y por desgracia del precio.
Cimadevilla en Sydney |
Con esta nueva etapa de nuestro viaje y durante un tiempo volvemos a la vida sedentaria, fue bonito intentar contar lo que vimos y vivimos, esperamos haber entretenido y animaros a conocer otras realidades, casi todas ellas más duras que la que os rodea, a pesar de las crisis, de los políticos y de nuestra sociedad decadente. Por muchas razones este blog se acaba aquí, Australia era el lugar fijado para el fin del trayecto, y un buen lugar para iniciar nuevos proyectos.¡ Hasta pronto!.